Este jueves, a partir de las diez y media de la noche, se emitirá en abierto en ‘La Sexta’ un nuevo episodio de la octava temporada de ‘Pesadilla en la cocina’, y desde ya podemos afirmar que no dejará indiferente a nadie en Puertollano. Y es que se trata del programa que se grabó en nuestra ciudad el pasado mes de marzo de este año, cuando Alberto Chicote y su equipo se desplazaron hasta el restaurante ‘Leña y Carbón’ para hablar con su propietario, José María Laguna, Chema, sobre otro de sus locales, la freiduría-pescadería ‘El Calamar’, que es en el que finalmente actuaron.
El programa completo se puede ver ya si eres cliente premium de 'atresplayer', y en él Chema explica ante las cámaras que tiene cinco restaurantes, entre ellos el ‘Leña y Carbón’, enfocado a carnes a la brasa y con el que hace un caja de entre 500 y 600 euros en un día de diario, cuando antes era de entre 1.200 y 1.300 euros.
Si, como la mayoría, verás el programa este jueves en abierto, por ahora solo puedes paladear el avance, muy llamativo, en el que se ve a Chema lanzando a Chicote perlas tales como “tranquilo que no me agobio”, “vete a tomar por culo”, “no intentes buscarme las vueltas, Alberto”, o “me la pela”, rompiendo incluso algún que otro plato (literalmente) mientras el famoso cocinero intenta hablar con él, por lo que el programa promete, no hay duda.
Cabe recordar que la llegada de Alberto Chicote revolucionó a los vecinos que paseaban por las calles Alameda y Puerto, con el Paseo de San Gregorio de fondo, grabando algunas de las escenas más representativas de este programa, con el cocinero caminando decidido e indignado hacia la cámara, cerca del restaurante que intentaba reflotar.
El propio Chema, en declaraciones en exclusiva a este digital, explicaba por aquel entonces que aunque Chicote pasó por el ‘Leña y Carbón’ para ver un servicio y grabar varias tomas, este restaurante "es rentable y marcha bien". Sin embargo, ‘El Calamar’ es, de los locales de este hostelero, el que peor funciona, por lo que ‘Pesadilla en la cocina’ centró allí todos sus esfuerzos para intentar revitalizarlo.
Y así fue, tras varios días de intensa grabación y después de reformular su sistema de negocio, este restaurante, que antes era una freiduría-marisquería, reabrió sus puertas manteniendo su espíritu marinero pero apostando por especialidades y conservas, tal y como reza el nuevo letrero de la entrada, en el Pilancón de los Burros. Ahora, al fin, podremos comprobar cómo se hizo.
Lo que está claro, y tal y como pudimos ver después, es que ‘El Calamar’ experimentó una importante reforma en su interior, con un aspecto mucho más coqueto en el que se combinaba el azul del cielo y del mar con el blanco de la espuma de las olas, apostando además por un atractivo mobiliario que hizo viajar al cliente a lugares con pesca, lonja y barcos. Hasta la cubertería era más moderna, por lo que solo faltaba por conocer la carta, aunque su propietario anunciaba ya entonces “platos increíbles”.
