Dedicada a la Encarnación, es una de las principales joyas del Renacimiento Español, conocida popularmente como “La Manquita”

Visita a la Catedral de Málaga, una sinfonía inacabada

Por José Belló Aliaga

Una de las joyas del Renacimiento español se asoma al mar. Historia, arte y fe se manifiestan de forma conjunta en la Santa Iglesia Catedral Basílica de la Encarnación de Málaga, conocida popularmente como “La Manquita”.

He tomado prestado el titulo de un excelente libro editado por el Obispado de Málaga, “La Catedral de Málaga, una sinfonía inacabada”, del que son autores Juan Manuel Sánchez de la Chica y Adolfo de la Torre Prieto.

Su amplia historia proviene de la mezquita Mayor sobre la cual fue construida. A partir de ahí, el resultado de sus distintas etapas constructivas y estilos la convierten en una majestuosa Catedral renacentista-barroca con vocación gótica.

Es necesario adentrarse en su interior, comprobar su belleza, disfrutar de su singular estructura “siloesca” y de la gran riqueza artística y patrimonial que atesora. Visitar su catequética Capilla Mayor, su magnífico lienzo de la Virgen del Rosario creado por Alonso Cano, su popular Virgen de los Reyes o su antiguo retablo gótico de Santa Bárbara, dirigirse al coro y sentir la espiritualidad de uno de los principales conjuntos escultóricos del barroco español.

Historia

La historia de la Catedral está íntimamente relacionada con la Mezquita Mayor sobre la cual fue construida, emplazada en el interior del recinto amurallado árabe. Su origen se sitúa en 1487, año en el que la ciudad de Málaga fue conquistada por las tropas castellanas. Fue entonces cuando la Mezquita Aljama se convirtió en Catedral, vistiéndose de cristiana con elementos decorativos del gótico tardío y consagrándose bajo la advocación de Santa María de la Encarnación. Dicho misterio teológico habla de Dios hecho hombre y de la Encarnación en su Madre como paso esencial para la redención de nuestros pecados. Este mensaje definía de modo claro las intenciones religiosas del nuevo régimen establecido bajo el poder de los Reyes Católicos, muy devotos y seguidores de María en el momento del anuncio del Arcángel San Gabriel.

Diego de Siloé

El proyecto original y las primeras trazas, hoy inexistentes, fueron obra del burgalés Diego de Siloé, autor de reconocido prestigio que proyectó su arquitectura en un gran número de monumentos de la época como el monasterio de San Jerónimo de Granada, La Sacra Capilla del Salvador de Úbeda o las catedrales de Granada y Guadix, entre otras.

En una primera fase se construyó sólo la cabecera mediante pilares con semicolumnas de capiteles corintios. Durante el siglo XVII las obras apenas avanzan, tan sólo se construiría el coro. El siglo XVIII sería definitivo para abordar el proceso final de la Catedral. Las obras se reanudan para terminar el cuerpo de la iglesia a base de grandes pilares con columnas de los que emergen nuevos pilares con pilastras adosadas, que soportan a su vez un entramado de cúpulas semiesféricas.

En 1768 el templo catedralicio se abriría al culto tal y como lo conocemos hoy. Tan sólo faltaría por terminar las torres y el exorno de las capillas de la zona nueva. La invasión napoleónica y las sucesivas desamortizaciones después, impiden que las obras continúen a lo largo del siglo XIX. En 1862 la reina Isabel II visita Málaga e impulsa de nuevo la idea de concluir el templo, propósito que finalmente no se materializó.

La evolución de cada una de sus fases constructivas da como resultado este enorme templo, de compleja estructura y diversa gama de estilos, visible desde cualquier punto de la ciudad.

Recorrido por la Catedral

Diecinueve son los puntos de interés que describimos en la visita a la Catedral de Málaga.

Recorrido por la Catedral de Málaga, joya del Renacimiento Español, conocida popularmente como La Manquita

Capillas Nave del Evangelio

1 Capilla de San José

Su consideración como capilla es relativamente tardía, finales del siglo XVIII. Su primera advocación corresponde a la Virgen de las Angustias. El entonces obispo de Málaga, José Franquis Lasso de Castilla, natural de Granada, donó un cuadro de la citada dolorosa, patrona de su ciudad natal.

Fue a partir del siglo XX cuando la capilla se comenzaría a llamar de San José. Su nombre proviene del altar situado en uno de los testeros laterales. La talla de San José pertenece al escultor malagueño Fernando Ortiz. En ella se recogen las principales características del barroco andaluz con una gran muestra de influencias italianas.

Un gran tríptico de la Anunciación, obra de César Arbassia, enmarca al titular de la capilla.

En las hojas laterales se puede observar las escenas de la Visita de la Virgen a Santa Isabel y la Adoración de los Magos y por el reverso de las tablas aparecen las efigies de San Pedro y San Pablo.

Completan la principal riqueza artística de esta capilla una serie de cuadros sobre las alegorías de la Caridad, la Justicia y la Fortaleza y un Nacimiento del siglo XVI presentado en una urna de cristal a modo de escena evangélica.

Actualmente, en la capilla de San José se encuentra la puerta de salida del itinerario de la nueva visita cultural.

2 Capilla de San Rafael

La capilla está compuesta por un retablo de madera dorada y policromada con desarrollo de columnas y frontones partidos, todo distribuido en tres calles. En la calle central se encuentra la talla del titular de la capilla, San Rafael. Se trata de una obra anónima del siglo XVIII que sustituye a la imagen primitiva desaparecida en la Guerra Civil española, obra de Fernando Ortiz. En las hornacinas de las calles laterales se encuentran las imágenes de los dos Tobías respaldadas con arquitecturas fingidas.

La parte superior del cuerpo del retablo está coronada por la alegoría de la Caridad. Esta representación y el ático del retablo fueron las partes que se salvaron de la destrucción durante la guerra. El resto del retablo fue reconstruido fielmente tras la contienda.

En la pared izquierda de la capilla observamos un cuadro de la Anunciación, obra del pintor madrileño Juan Niño de Guevara. Bajo dicha obra se emplaza el sepulcro de mármol del cardenal Herrera Oria, una de las figuras más destacadas del catolicismo del siglo XX.

3 Capilla de San Sebastián

Representaciones de San Sebastián a lo largo de la historia del arte lo han renombrado como el Apolo cristiano por ser uno de los santos más reproducidos.

Su imagen, atribuida al malagueño Jerónimo Gómez, preside un retablo neobarroco de grandes columnas corintias, de madera dorada y policromada, obra del escultor malagueño José Navas Parejo.

Justo a los pies del retablo, a su lado izquierdo, apreciamos una pequeña dolorosa de vestir del siglo XVIII tallada por Fernando Ortiz.

En el testero izquierdo otra dolorosa del mismo autor se sitúa a los pies del Cristo del Perdón, un crucificado de tamaño natural atribuido al taller de Pedro de Mena.

En la esquina de la capilla nos encontramos con la puerta de acceso a la torre Norte, lugar donde se encuentran dos importantes archivos: el del Cabildo y el Diocesano.

4 Arquitectura exterior

La gran portada principal es una excelente composición barroca ricamente decorada. Aparece retranqueada con respecto al plano marcado por las dos torres, produciendo una amplia línea quebrada. Su cuerpo central presenta dos pisos y tres calles divididas por altas columnas corintias pareadas y elevadas sobre unas largas basas.

En el piso superior la disposición de cada calle es parecida: tres ventanas alargadas y sobre ella otra flanqueada por dos óculos. Una gran cornisa con una balconada remata la fachada y abraza a sus dos características torres.

La torre sur está sin terminar

La torre Norte se eleva hasta los 87 metros de altura, siendo la catedral más alta de Andalucía. Por el contrario, la torre sur está sin terminar, - de ahí el nombre de “La Manquita”- rematada por los fustes de sus columnas al aire. La torre norte consta de cuatro cuerpos. Los dos primeros guardan unidad con la fachada y con la torre sur, el tercero repite la misma estructura y abre en cada uno de sus lados una triple arquería idéntica a la establecida en el segundo cuerpo de la parte central. Aquí es donde se sitúan las catorce campanas. El cuarto y último cuerpo es de forma octogonal, en él se encuentra el reloj. Se corona con una cúpula rematada por un cupulino.

Al extremo opuesto se encuentra la cabecera de la Catedral, con un gran parecido a una fortaleza. Algunos detalles como sus gárgolas con forma de cañón lo demuestran.

En ambos laterales se presentan sus dos portadas simétricas, obra de José de Bada. En la calle Cister se encuentra la fachada norte, conocida como la Puerta de las Cadenas, En la calle Postigo de los Abades se sitúa la fachada sur, conocida como Puerta del Sol.

Se componen de dos cuerpos. El primero posee un gran pedestal partido sobre el que se levantan cuatro columnas corintias exentas, dejando entre cada una de ellas espacio para una hornacina. El segundo cuerpo presenta similitudes, la parte superior se remata con dos frontones triangulares sostenidos por columnas y un gran frontón central curvo que cobija un triple nicho enmarcado por molduras. Cada puerta es un arco de medio punto sobre impostas salientes. Cuatro grandes torreones con forma de cubo enmarcan las puertas del crucero.

Por último, nos referimos a la única fachada gótica del complejo catedralicio, situada en el lateral norte y perteneciente a la iglesia del Sagrario. Fue ordenada por el Obispo Ramírez de Villaescusa a principios del siglo XVI y destaca por su rico programa iconográfico.

5 Arquitectura interior

La Catedral de la Encarnación de Málaga impresiona por su monumentalidad, dimensiones y excepcional elevación.

El resultado de sus distintas etapas constructivas es el de una gran catedral renacentista-barroca con vocación gótica. Presenta una planta de cruz latina compuesta por tres naves de igual altura (41,79 metros), aunque de menos anchura para las laterales. El remate es una cabecera de planta poligonal con girola.

El alzado está formado por la denominada “estructura siloesca”: Sobre un gran basamento se eleva un pilar con medias columnas corintias adosadas que sostienen un entablamento partido, el “dado brunelleschiano”. Encima de este primer cuerpo se dispone un pilar cuadrangular en el que apea el arco de la bóveda. Este sistema permite aumentar la altura de la nave sin distorsionar el canon de los pilares.

A la altura de las pilastras del segundo cuerpo se sitúa una triple arquería de medio punto, lugar por donde la luz penetra en el interior del templo. Encima de las pilastras se ubica un segundo conjunto de ventanas compuesto por una semicircular en el centro y un par de óculos a cada lado. Las naves laterales mantienen una estructura similar.

Vidrieras policromas

La luz que inunda el interior del templo se encuentra suavizada por sus vidrieras policromas que, a su vez, proporcionan una mayor belleza estética. La mayoría de las vidrieras actuales son modernas. El método que escogió el Cabildo para abordar su colocación durante los siglos XIX y XX fue la búsqueda de donantes. A partir de 1925 el Cabildo decide hacer un concurso para conceder la ejecución del resto de vidrieras que ganará la Sociedad Maumejean en detrimento de la Casa Mayer, que había venido realizándolas hasta ese momento. La colocación se finalizará tomando como referencia estética la línea seguida en otras catedrales del siglo XVI y ajustándose al programa iconográfico que pone en valor los principios teológicos redencionistas.

Bóvedas únicas

Mención aparte merecen sus bóvedas únicas, de gran altitud y excelente decoración. Si bien presentan una unidad, hay que diferenciar entre sus dos etapas constructivas en los siglos XVI y XVIII. En la cabecera, girola y crucero, el asunto ornamental está configurado por un elemento de forma elíptica, cerrado, sobre el que se dispone un largo cuerpo piramidal. El edificio del siglo XVIII sigue el mismo programa decorativo en las cúpulas con una mayor presencia de curvas y molduras. La gran novedad de esta última etapa es la aparición de palmas acuáticas entrelazadas para las pechinas de las cúpulas.

Obra vieja y nueva

Debemos destacar el programa iconográfico de las bóvedas, claramente definido en dos áreas: obra vieja y nueva. En la primera, el discurso se centra en las virtudes teologales y cardinales. La fe y la caridad aparecen en el anteprebisterio, la anunciación, en la cúpula central del crucero. Las virtudes cardinales: Prudencia, templanza, justicia y fortaleza, se ubican en las cúpulas de las antepuertas del crucero.

“La fe y la caridad aparecen en el anteprebisterio, la anunciación, en la cúpula central del crucero. Las virtudes cardinales: Prudencia, templanza, justicia y fortaleza, se ubican en las cúpulas de las antepuertas del crucero.”

En la obra nueva del siglo XVIII el programa se establece mediante parejas: en la primera cúpula del coro se sitúan los arcángeles San Miguel y San Rafael, en la segunda cúpula sobre el coro el arcángel San Gabriel y el ángel de la guarda y, en las dos cúpulas del trascoro, se observa a San José con el niño y Santo Tomás de Aquino en la primera, y San Hermenegildo y San Fernando en la segunda.

Capillas Nave de la Epístola

6 Capilla del Cristo de las Victorias

Durante muchos años estuvo destinada a vestuario provisional para los canónigos. Hoy en día es la entrada a la Sala Capitular, a la cual se accede por la puerta que hay en su esquina derecha.

Fue en el siglo XIX cuando se habilita como Capilla, decorando la estancia con un nuevo retablo de sencilla traza y con una estructura neo-escurialense acorde con la época. En su calle central destaca el Cristo de la Victoria, del siglo XVII, obra de Alonso de Mena. A sus pies una dolorosa de medio cuerpo que formó grupo con el crucificado anteriormente visto en la capilla de San Sebastián. Está considerada como una de las mejores dolorosas creadas por Pedro de Mena dentro del modelo de la contemplación. En las hornacinas de sus cuatro calles laterales se emplazan los cuatro evangelistas con sus respectivos símbolos.

7 Capilla del Sagrado Corazón

El retablo barroco de esta capilla representa la vida y el martirio de San Pelayo en una serie de once pinturas renacentistas del primer tercio del siglo XVI. Su realización es atribuible al maestro de Becerril, artista cuyas obras presentan rasgos muy parecidos a las de Berruguete o Juan de Flandes.

En la hornacina central se presenta el titular de la Capilla, el Sagrado Corazón, la devoción referida al corazón físico de Jesús de Nazaret como un símbolo de amor divino.

La decoración de la capilla se completa con los cuadros de ambas paredes laterales, entre los que destacan las copias de dos originales de Murillo que se conservan en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, Santa Justa y Santa Rufina, y San Leandro con San Buenaventura.

8 Capilla Virgen del Rosario

Recibe el nombre de capilla de la Virgen del Rosario por el valioso lienzo que lo preside, obra del pintor granadino Alonso Cano. Se considera una de las piezas más importantes del tesoro artístico de la Catedral.

El tamaño y la cuidada composición vislumbra la importancia artística de Alonso Cano dentro del barroco español. La calidad de los materiales define con gran acierto y belleza la interpretación barroca de la serenidad y el equilibrio clasista, donde el rostro de la Virgen es único y espectacular.

La escena se representa de forma simétrica con un rompimiento de gloria y con parte terrenal. La Virgen aparece en un trono de nubes apoyado sobre dos columnas, entregando un rosario a Santo Domingo, que a su vez se abraza a San Francisco. Son testigos de la escena, de izquierda a derecha, Santa Teresa, San Ildefonso, Santo Tomás y Santa Catalina de Siena. Unos ángeles les entregan sus atributos de santidad.

9 Capilla de la Inmaculada Concepción

Esta capilla es fruto de la profunda devoción mariana de la tierra andaluza. La Iglesia desarrolla este dogma otorgando una posición especial para María como Madre de Jesús y Madre de la Iglesia.

El antiguo retablo de esta capilla fue quemado. El periodo de reconstrucción del patrimonio artístico de este templo durante la posguerra introdujo un nuevo y moderno retablo de madera sin policromar que sirve de marco al gran lienzo de la Purísima. Esta obra, del siglo XVII, posee un gran interés artístico. Resulta atractiva por sus elegantes tonalidades, sus excelentes toques de color y su distinguido movimiento. Está atribuida a Mateo Cerezo, aunque algunos estudiosos la relacionan con Claudio Coello, por la dulzura del rostro, la postura de la Virgen y la influencia de Alonso Cano.

Coro y capillas del trascoro

10 Coro

El coro de la Catedral de Málaga es uno de los conjuntos escultóricos más sobresalientes del Barroco español del siglo XVII.

La sillería coral es una filigrana de arte. Está tallada sobre madera de cedro, caoba y granadillo de América, formando una traza rectangular dispuesta en tres niveles: los dos primeros disponen de 44 asientos y el último toma forma de ático. Se trata de un compendio de naturalismo y sobriedad, unidos con las técnicas más depuradas.

En el primer cuerpo existe un programa decorativo tallado con diversos motivos geométricos, vegetales, animales y alegóricos, así como cabezas masculinas y femeninas.

El segundo cuerpo presenta como única diferencia los respaldos decorados en los que se ubican las esculturas de La Virgen María Coronada rodeada por Apóstoles, Evangelistas, Doctores de la Iglesia y un amplio abanico de Santos y fundadores de órdenes religiosas.

El tercer y último cuerpo lo conforma una serie de cabezas femeninas enmarcadas por molduras y rematadas con cresterías.

La fase de construcción de esta magnífica obra de arte se desarrolló en tres etapas: el primer artista en trabajar fue Luis Ortiz de Vargas, quien se encargó de realizar la estructura general y la Virgen de la Sede del Obispo, además de los relieves de San Pedro y San Pablo y numerosos elementos decorativos. En una segunda fase intervino José Micael Alfaro, quien continuó con los trabajos de su predecesor en los bustos de la crestería y relieves ornamentales, además de abordar la talla del apostolado.

La gran aportación al Coro vendría de la mano de Pedro de Mena. El escultor granadino fue el encargado de concluir las 40 esculturas que restaban para finalizar la obra. Su realismo y naturalismo marcan la diferencia y muestra con claridad el ímpetu espiritual propio del barroco.

Sobre el coro, a ambos lados, se ubican los dos órganos, obra de Julián de la Orden y considerados como unos de los mejores dentro del panorama barroco español. Están formados por unos 4.500 tubos a lo largo de sus tres cuerpos de 22 metros de altura total. Llama la atención su excelente estado de conservación.

Trascoro

Tras la finalización de la obra del coro se dejaron abiertas en la parte exterior un total de siete hornacinas con sus respectivos altares.

El primero en completarse fue el que contiene el grupo escultórico de la Piedad, realizado en mármol por los hermanos Pissani, escultores con un reconocido prestigio en Florencia.

A ambos lados de esta expresiva imagen neoclásica se emplazaron, posteriormente, dos tallas de madera policromada de blanco con la intención de simular el mármol. Se tratan de San Juan Evangelista y Santa María Magdalena, obras del autor malagueño Salvador Gutiérrez León.

11 Capilla Mayor

La Capilla Mayor es el corazón del templo, el principal espacio sacro de la Catedral. En lo que se refiere a su estructura, se aprecia una planta semi-decagonal delimitada por seis pilares unidos por trozos de entablamento corridos que se sostienen por arcos de medio punto. El espacio se abre en dos niveles ricamente dorados que rodean al tabernáculo, situado en la parte central.

El encargado de desarrollar el programa decorativo de este espacio y dotarlo de simbolismo fue el pintor italiano Césare Arbassia.

En el nivel bajo, en torno al tabernáculo, se observan las pinturas de Arbassia que recogen escenas de la Pasión de Cristo: Jesús en casa de Anás, Oración en el Huerto, Última Cena, Jesús ante Pilatos y la Flagelación.

Sobre el friso, los bustos de los Padres de la Iglesia y de los profetas y antecedentes familiares de Jesucristo. Los primeros (San Agustín, San Jerónimo, San Gregorio y San Ambrosio) interpretan y transmiten el mensaje doctrinal que Jesús trajo al mundo y, los segundos (San Juan Bautista, Abraham, Moisés y David) anuncian la llegada del Mesías.

En el nivel superior, se sitúan las figuras de cuerpo completo de una serie de mártires que derramaron su sangre por Cristo y que representan a la iglesia triunfante: San Ciriaco, San Lorenzo, San Sebastián, San Esteban, Santa Catalina, Santa Inés, Santa Eufemia y Santa Paula.

Esta catequesis visual se completa con las representaciones existentes en las bóvedas del Presbiterio y el crucero. Una serie de figuras alegóricas simbolizan a las virtudes teologales, las virtudes morales y la escena de la Anunciación.

Cierran el espacio destinado a la Eucaristía dos sobrios púlpitos de mármol rojo diseñados por Fray Juan Bautista y realizados por Melchor Aguirre entre 1674 y 1677.

Capillas del crucero

12 Capilla Virgen de los Reyes

En su tiempo, este espacio fue antesacristía menor de la Catedral. En la actualidad se encuentra el acceso al columbario en el que se entierra a los Canónigos de la Catedral.

En la parte izquierda se puede observar el retablo de la titular, diseñado por el autor madrileño Juan Niño de Guevara y atribuido a Pedro de Mena. Según la tradición, esta Virgen gótica del siglo XV fue regalada por la Reina Isabel tras la toma de la ciudad en 1487. En un primer momento lució en el Altar Mayor y, posteriormente, en el siglo XVII, los racioneros de la Catedral la emplazaron en esta capilla dedicada a su nombre como acción de gracias a la erradicación de la epidemia de la peste presente en la ciudad.

Justo a los pies de la imagen mariana se disponen dos esculturas orantes de los Reyes Católicos, obra maestra del escultor Pedro de Mena. Su sencillez, su interesante policromía y la expresión de sus rostros logran plasmar un mayor recogimiento y espiritualidad.

En la parte central llama toda la atención el gran óleo sobre lienzo de la Decapitación de San Pablo, de Enrique Simonet. Esta obra, que no deja a nadie indiferente, fue premiada en la Exposición Nacional de Bellas Artes, celebrada en Madrid en 1887.

13 Capilla de San Francisco

Este espacio está dedicado a los Franciscanos, una orden religiosa mendicante fundada por San Francisco de Asís. Se trata de la primera orden que se estableció en la ciudad de Málaga.

El retablo que se observa es de estilo castellano, del primer barroco del siglo XVII. Está compuesto por un programa iconográfico que gira en torno a los santos y santas de la orden franciscana. En el centro destacan Santa Clara y San Francisco de Asís, imagen esta última añadida con posterioridad, obra de Fernando Ortiz. Alrededor de la calle central se distribuye el amplio repertorio franciscano. El retablo se corona con un Calvario y con los escudos de armas nobiliarios de sus benefactores, el marqués de Siete Iglesias y el conde de la Oliva.

En ambos laterales de la capilla descansan dos de los miembros de la iglesia de Málaga más destacados a lo largo de la historia, ambos llamados Luis de Torres, tío y sobrino respectivamente.

14 Capilla de Santa Bárbara

En este espacio se encuentra el retablo más antiguo del templo, el único que procede de la primitiva mezquita-catedral. Se trata de un conjunto de estilo gótico encargado en 1524 al escultor Nicolás Tiller y al pintor Francisco de Ledesma. El tapiado de esta capilla durante la Guerra Civil Española contribuyó a que la conservación del retablo fuera íntegra.

Su programa iconográfico presenta las figuras del Calvario, Santa Catalina, Santa Apolonia, San Roque, el grupo de Santa Ana con la Virgen y el Niño, los Padres de la Iglesia y los cuatro Evangelistas. Entre las representaciones pictóricas se encuentran escenas de la Anunciación, San Francisco, Santo Domingo, Santo Tomé, San Damián y, los patrones de esta ciudad, San Ciriaco y Santa Paula.

Justo debajo del Calvario se sitúa la imagen titular, Santa Bárbara. Fue tallada en 1765 por Fernando Ortiz para sustituir la primitiva imagen. Debajo de la Santa se emplaza una tabla con la Misa de San Gregorio, obra de Fernando de Coca en 1523 y única pieza que se conserva del antiguo retablo de San Gregorio, realizado también por Nicolás Tiller.

A ambos lados del conjunto principal se emplazan dos altares similares con pinturas de Juan Niño de Guevara: la Ascensión, a la izquierda, y la Asunción, a la derecha. Dos de sus obras culmen, con clara influencia del maestro Alonso Cano.

15 Capilla de la Encarnación

Esta capilla está dedicada a la advocación de la Catedral: la Encarnación, elemento esencial de nuestra fe.

El origen de esta capilla está en el obispo Fray Bernardo Manrique, principal promotor de las obras de la Catedral en el siglo XVI, quien reservó este espacio para su enterramiento. Poco tiempo después, el obispo Francisco Pacheco fue el encargado de embellecer la capilla y para ello encargó su retablo principal al escultor Juan Bautista Vázquez y su decoración pictórica al pintor italiano César Arbasia.

En el siglo XVIII, el obispo José Molina Lario también reformó la capilla, cambiando su viejo retablo y eligiéndola como lugar de enterramiento El estilo del retablo es clasicista y su estructura se divide en tres calles divididas por columnas corintias lisas que sostienen un entablamento partido. En la calle central, dentro de un vano, aparece un grupo escultórico de mármol de la Anunciación. En las calles laterales se ubican las imágenes de los patronos de la ciudad, San Ciriaco y Santa Paula acompañados de unos ángeles que portan sus atributos.

En el testero derecho se emplaza el mausoleo del obispo Molina Lario, quién ultimó el aspecto actual de la capilla.

El mausoleo que habita el flanco izquierdo es el perteneciente al primer obispo que se ocupó de la composición de la capilla, Fray Bernardo Manrique. Se trata de la única pieza original que se conserva de la primitiva capilla.

16 Capilla de la Virgen del Pilar

La Virgen del Pilar, patrona de la Hispanidad, es una de las advocaciones con mayor fervor popular en nuestro país.

En el siglo XVI esta capilla recibía el nombre de San Gregorio y se conocía popularmente como la del “Pozo” por ser el lugar donde se encontraba el pozo que servía de abastecimiento durante las obras de la girola. Tras las pérdidas de la Guerra Civil es el arquitecto diocesano Enrique Atencia quién se encarga de diseñar el nuevo retablo que acoge en la actualidad a la Virgen del Pilar.

En los flancos de este espacio se pueden observar diversos lienzos enmarcados en arquitecturas fingidas. A la derecha, la doble composición de Jesús Niño a San Antonio de Padua y las tentaciones de San Antonio Abad; a la izquierda, la aparición de San José con el Niño a Santa Teresa de Jesús. Todas ellas son obras del autor Diego de la Cerda.

17 Capilla Cristo del Amparo

Antiguamente era conocida como Capilla del Trascoro por la improvisada situación del coro antes de la conversión de la antigua mezquita-catedral en el templo que hoy se conoce.

El Cristo que presta el nombre y preside este espacio sagrado es obra del granadino Antonio Gómez. Su ejecución data del siglo XVII por mandato del Obispo Tomás de Borja. A los pies de este cristo del nuevo barroco se emplaza una dolorosa anónima del siglo XVIII y dos vitrinas con las representaciones escultóricas de El Éxtasis de Santa Teresa de Jesús y Santa María Magdalena, atribuidas a la escuela napolitana del primer tercio del siglo XVIII.

En los laterales existen dos altares decorados con obras del pintor Niño de Guevara. Se trata de los Últimos momentos de San Francisco Javier y San Juan de Dios antes de su muerte, obras de impecable composición y sobriedad cromática.

18 Capilla de San Julián

Es la última de las capillas de la girola. Por su puerta central se accede a la Sacristía de la Catedral.

En 1637, la ciudad de Málaga estuvo sumida en una epidemia que afectó a toda su población, encomendándose a San Julián, Obispo de Cuenca, para intentar vencer esta mala suerte. Al remitir dicha enfermedad, el entonces Obispo de la ciudad manchega regaló al templo malagueño un lienzo que representa la Aparición de la Virgen a San Julián, obra del pintor Cristóbal García Salmerón. A partir de este momento quedó definida su advocación actual.

No obstante, el centro de atención de esta capilla es el majestuoso cuadro situado encima de la puerta de la Sacristía: El Convite del Fariseo. Se trata de una de las pinturas más significativas del barroco malagueño. Su autor, Miguel Manrique, discípulo de Rubens, combina a la perfección la influencia flamenca, la viveza del colorido, la precisión y el naturalismo español.

19 Cubiertas de la Catedral

El Cabildo de la Catedral de Málaga brinda la oportunidad a los visitantes de acceder a las bóvedas de la Santa Iglesia Basílica Catedral de la Encarnación.

El recorrido establecido se realiza a través de la escalera de la torre norte, del siglo XVIII, las terrazas intermedias de las capillas y la escalera de uno de los cubillos del siglo XVI.

El visitante puede subir a una altura de casi cincuenta metros con más de doscientos escalones. Llegados a las bóvedas podrá contemplar el maravilloso paisaje que se divisa desde todo el perímetro de la Catedral malagueña.

José Belló Aliaga

El excelente libro editado por el Obispado de Málaga, del que son autores Juan Manuel Sánchez de la Chica y Adolfo de la Torre Prieto

Actual entrada lateral a la Catedral

Alzado de la Catedral con los puntos de interés de la visita a la misma

Iglesia vieja. La Puerta del Perdón, 1525

Interior de la Catedral

Vista del exterior de la Catedral

La torre Norte se eleva hasta los 87 metros de altura, siendo la catedral más alta de Andalucía. Por el contrario, la torre sur está sin terminar, rematada por los fustes de sus columnas al aire, de ahí el nombre de “La Manquita”

La luz que inunda el interior del templo se encuentra suavizada por sus vidrieras policromas que, a su vez, proporcionan una mayor belleza estética. La mayoría de las vidrieras actuales son modernas

Capilla de San José

Un gran tríptico de la Anunciación, obra de César Arbassia, enmarca al titular de la capilla

Capilla de San Rafael

Capilla de San Sebastián, renombrado como el Apolo cristiano por ser uno de los santos más reproducidos

La gran portada principal es una excelente composición barroca ricamente decorada

La Catedral de la Encarnación de Málaga impresiona por su monumentalidad, dimensiones y excepcional elevación

Capilla del Cristo de las Victorias

En su calle central destaca el Cristo de la Victoria, del siglo XVII, obra de Alonso de Mena

Capilla del Sagrado Corazón

El retablo barroco de esta capilla representa la vida y el martirio de San Pelayo en una serie de once pinturas renacentistas del primer tercio del siglo XVI

Capilla de la Virgen del Rosario que recibe su nombre por el valioso lienzo que lo preside, obra del pintor granadino Alonso Cano

La Virgen aparece en un trono de nubes apoyado sobre dos columnas, entregando un rosario a Santo Domingo, que a su vez se abraza a San Francisco. Son testigos de la escena, de izquierda a derecha, Santa Teresa, San Ildefonso, Santo Tomás y Santa Catalina de Siena. Unos ángeles les entregan sus atributos de santidad

La Capilla de la Inmaculada Concepción es fruto de la profunda devoción mariana de la tierra andaluza

El coro de la Catedral de Málaga es uno de los conjuntos escultóricos más sobresalientes del Barroco español del siglo XVII

La sillería coral es una filigrana de arte y está tallada sobre madera de cedro, caoba y granadillo de América

Sobre el coro, a ambos lados, se ubican los dos órganos, obra de Julián de la Orden y considerados como unos de los mejores dentro del panorama barroco español

Trascoro. Tras la finalización de la obra del coro se dejaron abiertas en la parte exterior un total de siete hornacinas con sus respectivos altares

Grupo escultórico de la Piedad, realizado en mármol por los hermanos Pissani. A ambos lados de esta expresiva imagen neoclásica se emplazaron, posteriormente, dos tallas de madera policromada de blanco con la intención de simular el mármol. Se tratan de San Juan Evangelista y Santa María Magdalena, obras del autor malagueño Salvador Gutiérrez León

La Capilla Mayor es el corazón del templo, el principal espacio sacro de la Catedral

El encargado de desarrollar el programa decorativo de este espacio y dotarlo de simbolismo fue el pintor italiano Césare Arbassia

La Capilla Virgen de los Reyes, en su tiempo, fue antesacristía menor de la Catedral y en la actualidad se encuentra el acceso al columbario en el que se entierra a los Canónigos de la Catedral

En la parte central llama toda la atención el gran óleo sobre lienzo de la Decapitación de San Pablo, de Enrique Simonet. Esta obra, que no deja a nadie indiferente, fue premiada en la Exposición Nacional de Bellas Artes, celebrada en Madrid en 1887

La Capilla de San Francisco está dedicada a los Franciscanos, una orden religiosa mendicante fundada por San Francisco de Asís. Se trata de la primera orden que se estableció en la ciudad de Málaga

El retablo que se observa es de estilo castellano, del primer barroco del siglo XVII

En la Capilla de Santa Bárbara se encuentra el retablo más antiguo del templo, el único que procede de la primitiva mezquita-catedral

La Capilla de la Encarnación está dedicada a la advocación de la Catedral: la Encarnación, elemento esencial de nuestra fe

La Capilla de la Virgen del Pilar, patrona de la Hispanidad, es una de las advocaciones con mayor fervor popular en nuestro país

El Cristo de la Capilla Cristo del Amparo que presta el nombre y preside este espacio sagrado es obra del granadino Antonio Gómez

La Capilla de San Julián es la última de las capillas de la girola. Por su puerta central se accede a la Sacristía de la Catedral

El centro de atención de esta capilla es el majestuoso cuadro situado encima de la puerta de la Sacristía: El Convite del Fariseo, una de las pinturas más significativas del barroco malagueño. Su autor, Miguel Manrique, discípulo de Rubens, combina a la perfección la influencia flamenca, la viveza del colorido, la precisión y el naturalismo español

El Cabildo de la Catedral de Málaga brinda la oportunidad a los visitantes de acceder a las bóvedas de la Santa Iglesia Basílica Catedral de la Encarnación

Llegados a las bóvedas es posible contemplar el maravilloso paisaje que se divisa desde todo el perímetro de la Catedral malagueña