Pertenecen a los hermanos Cardo

Un ejército de ovejas atraviesa Puertollano de camino hacia el Valle de Alcudia (fotos y vídeo)

Un año más se ha podido contemplar por las calles de Puertollano el paso de un ejército de ovejas de camino al Valle de Alcudia, tal y como ha captado la omnipresente cámara de Francisco José García. En este caso, se trata de las ovejas de los hermanos Cardo, las cuales han ido comiendo a su paso lo que han encontrado.

La trashumancia es el desplazamiento anual de los rebaños desde las zonas altas destinadas a pastos de verano a las zonas bajas, en las que el ganado pasa el invierno ante la dificultad de utilizar las zonas de montaña con fines agrícolas que explica el uso ganadero de las mismas y su utilización para alimentar rebaños, principalmente de ovejas.

El sistema trashumante se basa en la adaptación de los desplazamientos de los rebaños a los ciclos climáticos, de manera que, durante el invierno, los ganados permanecen en los cálidos valles, dehesas y tierras bajas del sur y oeste de la península (invernaderos o «extremos») y a finales de la primavera se desplazan hacia las montañas del norte y el este («agostaderos»).

La Cañada Real que pasa por Puertollano forma parte de las antiguas rutas que cruzan la meseta castellana y que permiten el paso de los ganados trashumantes en su viaje de norte a sur buscando los mejores pastos. En su conjunto forman un amplísimo sistema de caminos de distinta anchura, hasta un máximo de 70-100 metros. Estas vías se clasifican según sus medidas de la siguiente forma: cañadas, 75 metros (90 varas castellanas=75,22 metros); cordel, 38 metros; vereda, 21 metros y colada, de anchura variable.

También hay que citar ciertos ensanchamientos donde el ganado solía detenerse al final de cada jornada conocidos como «descansaderos»; los «abrevaderos», pilones, arroyos o remansos donde el ganado bebía y las «majadas», lugares donde se pasaba la noche, el ganado recogido y los pastores a resguardo en los «chozos». Todas estas vías y elementos accesorios, en conjunto, reciben el nombre de vías pecuarias. Estas medidas se fijaron por el Honrado Concejo de la Mesta, institución fundada por Alfonso X el Sabio allá por el siglo XIII, y todavía se mantienen vigentes, refrendadas por la Ley de Vías Pecuarias de 1995.

Para dar una imagen de su importancia, basta decir que el total de las vías pecuarias integran más de 124.000 kilómetros de longitud (15 veces más extenso que la actual red ferroviaria) y un total de 421.000 hectáreas de superficie, prácticamente el 1% del territorio nacional.