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En Granada

Recorrido por el Museo de Bellas Artes

A partir de 1984, el museo ha recibido un importante impulso con la aportación de la Colección de Junta de Andalucía

Por José Belló Aliaga

Antes de nada, deseamos expresar nuestro agradecimiento a Juan Martín López Sánchez, Asesor de Difusión del Museo de Bellas Artes de Granada, persona culta, sumamente amable y cordial, por la ayuda y colaboración brindadas para la realización de este reportaje.

Origen del Museo

El origen del museo, -instalado en la Planta Alta, del Palacio de Carlos V-, va a marcarlo profundamente el hecho – incluso hoy en día-, de que una parte esencial de sus colecciones procede de aquellos fondos desamortizados, que constituyen el grueso de la colección estable, en los que predomina la pintura granadina de tema religioso realizada entre el siglo XVI y el XVIII. Son obras procedentes de monasterios como el de la Cartuja, o series de cuadros que decoraron el interior de conventos como los de San Francisco, la Merced, los trinitarios o los agustinos descalzos.

La colección estable también creció en número a lo largo de la pasada centuria, especialmente por la labor desarrollada por Don Emilio Orozco Díaz, director del museo entre 1956 y 1972, que gestionó numerosas adquisiciones y donaciones con las que, entre otros logros, se cubrió la laguna que hasta ese momento suponía la ausencia de obras de los artistas granadinos de la primera mitad del siglo XX.

Importante impulso

Por último, a partir de 1984, el museo ha recibido un importante impulso en este terreno con la aportación de la Colección de Junta de Andalucía asignada al mismo, colección que está fundamentada en obras de los siglos XIX y XX.

Actualmente la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía ha orientado su política de adquisiciones a cubrir los puntos más débiles de la colección, centrándose en la adquisición de artistas contemporáneos granadinos de reconocido prestigio, como Manuel Ángeles Ortiz, Manuel Rivera o José Guerrero.

Igualmente, tras el cierre de las salas del museo para su acondicionamiento, se han llevado a cabo un importante número de intervenciones sobre las colecciones, que han permito detener el deterioro en unos casos y recuperar sus valores artísticos en otros. Junto con las campañas anuales de restauración, el mayor empuje en esta materia ha sido la preparación de la colección para el discurso expositivo. El trabajo desarrollado en estos cuatro años permitirá que el visitante pueda contemplar las obras que integran la exposición permanente en todo su esplendor.

Recorrido

De las 9 salas del museo, que acogen a la exposición permanente, pudimos visitar las 6 primeras, ya que la 7, la 8 y la 9, se encontraban en pleno proceso de desmontaje para cederlas al Patronato de la Alhambra con motivo de una de sus exposiciones temporales.

Recorrido por el Museo de Bellas Artes de Granada

SALA I

Un nuevo orden, un nuevo arte

Con la caída del reino nazarí, Granada entra en la órbita del arte cristiano occidental. El nuevo orden político, social y religioso precisaba imágenes y símbolos que lo identificaran. Para satisfacerlos, los nuevos pobladores tuvieron que recurrir a la importación de obras de arte y de artistas foráneos, algunos de los cuales se establecerían definitivamente en Granada, sentando las bases sobre las que surgirán los primeros artistas netamente granadinos de la siguiente generación.

La primera sala, que abarca desde finales del siglo XV hasta la primera mitad del siglo XVII, concentra una gran diversidad de estilos y responde con ello a la propia historia de la ciudad. En ella conviven, ordenadamente, obras importadas, como el Tríptico del Gran Capitán y alguna tabla hispanoflamenca, con obras realizadas por los artistas foráneos como Francisco Chacón, Ruperto Alemán, Jacobo Florentino, Diego de Siloé, Juan de Aragón, Pedro de Raxis, Sánchez Cotán y Vicente Carducho. De Juan de Orea y Francisco Sánchez se recupera parte de la sillería de coro de Santa Cruz la Real. Destaca sobre todo el espectacular grupo escultórico del Santo Entierro en madera policromada y dorada, obra de Jacobo Florentino, procedente del Real Monasterio de San Jerónimo.

SALA II

Alonso Cano, pintor y escultor

Esta sala está dedicada monográficamente a Alonso Cano (1601-1667), el artista granadino por excelencia, coetáneo y amigo de Velázquez y de tantos otros grandes de su tiempo. Su obra se separa de la de sus contemporáneos: aunque barroco por cronología, él no incorpora a su obra elementos tan característicos de este período como los contrastes acusados de luces y sombras, las composiciones abigarradas o el movimiento exagerado como elemento diferenciador. Por el contrario, se basa en los principios clásicos de sobriedad y equilibrio compositivo, influido sin duda por el conocimiento de la colección de escultura clásica del rey Felipe IV y su rica colección de pintura, donde Cano se fijó de forma especial en los venecianos y, entre ellos, en Tiziano.

SALA III

Los seguidores de Alonso Cano

La fuerte impronta de Alonso Cano marcó con el signo de lo «canesco” todo el desarrollo de la pintura granadina de la segunda mitad del siglo XVII.  En la sala están presentes sus mejores seguidores, como Pedro Atanasio Bocanegra, Juan de Sevilla, Pedro de Mena y José de Mora, junto a otros menos conocidos, como Pedro de Moya y Felipe Gómez de Valencia. Cierran el ciclo las obras del también pintor y escultor José Risueño, último exponente destacable de lo canesco, que nos introduce en el siglo XVIII.

SALA IV

Pintura profana del siglo XVII

La pintura de carácter profano, aun siendo menos frecuente en la España de aquella época que la de tema religioso, gozó de gran estima en los ambientes cortesanos. Este paréntesis temático invita a una breve reflexión sobre otra vertiente de la pintura, en la que tienen cabida una gran diversidad de temas, como el alegórico, el paisaje, el retrato, la pintura de género y, como no, las naturalezas muertas.

SALA V

El siglo XIX

El siglo XVIII es la época menos interesante para el arte en Granada. Ya entrada la segunda mitad del siglo XIX empieza a recuperarse, con algunas figuras interesantes como Manuel Gómez-Moreno González. Otros artistas locales, como José Larrocha, Juan Bautista de Guzmán o Ruiz de Almodóvar ilustran con sus obras las preferencias de la burguesía por otros temas como el retrato, el paisaje o las escenas de género, más apropiados para la decoración del ambiente doméstico.

SALA VI

Granada como tema

Granada, como otras ciudades andaluzas, ejerció una enorme atracción sobre multitud de artistas y literatos que, precedidos por los relatos de los viajeros románticos, fomentaron el mito creado en torno a Granada y su pasado. Esta faceta proporcionó a la ciudad un nuevo esplendor. Por ello, este espacio se dedica en exclusiva a aquellas obras que tienen Granada como tema, abarcando el periodo de mayor proliferación: desde la llegada de los viajeros románticos, hacia 1830, hasta un siglo después.

José Belló Aliaga

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El Museo de Bellas Artes de Granada, está situado en la Planta Alta, del Palacio de Carlos V, en La Alhambra
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Distribución de las salas del museo
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En primer término, El entierro de Cristo, grupo escultórico en madera policromada, de Jacobo Florentino, el Indaco
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Virgen con el Niño, de Diego de Siloé
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Un nuevo orden, un nuevo arte
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Inmaculada Concepción, de Fray Juan Sánchez Cotán, nacido en Orgaz (Toledo), en 1560
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Virgen despertando al Niño de Fray Luis Sánchez Cotán
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La Quinta Angustia, de Francisco Chacón (Finales del s. XV)
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Tríptico del Gran Capitán, de Hermanos Penicaud
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Vista de la Sala II
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San Jerónimo penitente en el desierto, de Alonso Cano
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Cabeza de San Juan de Dios, escultura en madera policromada, de Alonso Cano
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San Juan de Capistrano y San Bernardino de Siena, de Alonso Cano
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Virgen del Lucero, de Alonso Cano
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Sala III, los seguidores de Alonso Cano
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Dolorosa, de José de Mora
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Virgen de Belén, de José Risueño
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Cristo crucificado, de Pedro Atanasio Bocanegra
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Virgen don el Niño adorada por santas y arcángeles, de Pedro Atanasio Bocanegra
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Última comunión de Santa Cecilia, de Juan de Sevilla
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San Judas Tadeo, 1636, de Marten Pepyn
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Ecce-Homo, de José de Mora
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Ecce-Homo, de Jacinto de Molina y Mendoza
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Descanso en la huida a Egipto, copia de José de Ribera, anónimo
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Pintura profana del siglo XVII
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Alegoría del rio Darro de Granada, de Pedro Atanasio Bocanegra
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Florero, anónimo español
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Un campamento, de Esteban March
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Bodegón con cajitas, de Juan van der Hamen
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Bodegón del cardo, de Fray Juan Sánchez Cotán
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Bodegón, de Mateo Cerezo
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Bodegón con objetos de cobre, anónimo español
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Combate naval, de Cornelis Claesz van Wieringen
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Interior de la catedral de Amberes, de Peeter Neefs, el Viejo
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        El siglo XIX
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Mujer leyendo, de Ricardo López-Cabrera
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Retrato de Ángel Ganivet, de José Ruiz de Almodôvar
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Retrato de la familia del pintor, de Antonio Peña Entrala
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San Juan de Dios salvando a los enfermos del incendio del Hospital de Granada, de Manuel Gómez-Moreno
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Soledad, de Manuel Gómez-Moreno
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Autorretrato, de Manuel Gómez-Moreno
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Granada como tema
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La cuesta de los Chinos, de José Larrocha González
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Señora en el jardín, de Isidoro Marín Gares
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Ayuntamiento de Granada, de Mariano Fortuny y Marsall
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Jardín abandonado del Palacio de Viznar, de Santiago Rusiñol y Prats
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Capilla de los Reyes Católicos en Granada. Noche de luna, de Darío Regoyos y Valdés
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Granada desde el Albaicín, de Juan de Echevarria
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