Una cueva que se encuentra junto al río Hojalora y justo antes de que llegue a desembocar en el Tirteafuera, con un recorrido de unos 800 metros de los cuales unos 250 son relativamente accesibles

Puertollano: Los 'Tronchas' conquistan la Cueva de los Muñecos de Abenójar

La espeleología es la práctica de explorar y/o estudiar las cavidades naturales del subsuelo. Y a los 'Tronchas' lo de explorar les viene al pelo, así que mientras los más fiebres entrenaban para la próxima Zenagas en la zona de los Pinos de Puertollano, el grupo más intrépido se desplazó el día de la Hispanidad al cercano municipio de Abenojar en busca de una aventura en el subsuelo, adentrándose en la Cueva de Los Muñecos.

Una cueva que se encuentra junto al río Hojalora y justo antes de que llegue a desembocar en el Tirteafuera, con un recorrido de unos 800 metros de los cuales unos 250 son relativamente accesibles, durante los cuales se puede apreciar las características formaciones que se dan en este tipo de cuevas: estalactitas, estalagmitas, columnas, etc.

Los 'Tronchas' comenzaron a caminar hacia las casas de «Bajalascamas» y «Cabeza Labrada», hasta girar en un cruce y llegar a la finca de «las Terceras», no sin antes estar avisados por unos cazadores de que tuviesen especial cuidado en la zona, algo que a nuestro compañero Pablo Romero le hizo fruncir el ceño.

Por buen camino, abriendo y dejando en su estado las puertas de ganado, se alcanzó el sendero que nos iba adentrar entre espeso matorral hacia la entrada de la cueva. Allí, tras preparar las linternas y a fila de a uno el grupo realiza la entrada por la pequeña puerta, al acceder nos topamos con un cartel del Grupo de Espeleología ‘Huesos’ que homenajean a la cueva en sus 30 años de expediciones y por ser una escuela de formación de varias generaciones de espeleólogos manchegos.

El calor, la humedad, un olor fuerte a escrementos de murciélagos no evitan una deliciosa aventura que supone acceder a una impresionante cueva de más de 50 metros, que supuso gran parte del recorrido, escudriñando rincones y pequeños accesos a otros lugares, tal vez, todavía inexplorados. La imaginación se dispara, entre susto y susto, pero siempre con cuidado y acompañados por nuestros tronchas más expertos en este tipo de aventuras. Queda la sensación de realizar un viaje en el tiempo y un recorrido en el que todos, incluso los más pequeños han descubierto una gran cueva, sin peligro, bien provistos de luz, siempre actuando de forma sensata.

Un lugar que ha servido de refugio y que por el contrario se encuentra desprotegido, un lugar de un gran interés turístico y aventurero que ha sido expoliado y que ha sufrido destrozos por parte de desaprensivos.

Una reflexión que últimamente se ha convertido en debate tras finalizar nuestras rutas, mientras devoramos el tentempíe, los tronchas siempre discutimos sobre que nuestra tierra tiene lugares maravillosos que, cómo la cueva de los muñecos, están infravalorados. Muy lejos de la Administración que debería protegerlos y trabajar para ponerlos al alcance como lugares de especial interés de la espectacular naturaleza de nuestro territorio. Los Troncha Cerros poco a poco vamos descubriéndolos, mientras nos queda la sensación que preocupan más los intereses locales y que nuestra naturaleza siga en pocas manos.

Fuente: Blog de los Tronchacerros