La barriada Santa Ana de Puertollano ha puesto punto final a sus fiestas con la procesión de su patrona que, portada a hombros, ha recorrido la plaza de María Auxiliadora, tras la misa oficiada en la parroquia y que concluyó con una invitación a limonada y rosquillas en el patio del colegio Salesiano.
Puertollano siempre ha tenido una gran devoción por Santa Ana a lo largo de la historia, con la desaparecida ermita situada en el cerro al que da nombre. Un fervor que se recuperó en 1993 con la creación de una hermandad y la apertura de una capilla en la parroquia salesiana.


