En la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (RABASF)

Presentación de la exposición 'Álvaro Delgado (1922-2016). Centenario de un pintor'

Por José Belló Aliaga

Se ha presentado en la sala de exposiciones temporales de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en rueda de prensa, la exposición monográfica ÁLVARO DELGADO (1922-2016). CENTENARIO DE UN PINTOR, que podrá ser visitada hasta el 11 de diciembre del presente año. 

En la rueda de prensa han intervenido los comisarios científicos de la muestra, Víctor Nieto Alcaide, académico delegado del Museo, y Tomás Paredes, crítico y presidente de honor de la Asociación Española de Críticos de Arte/AICA-Spain; finalmente ha tomado la palabra Álvaro Delgado Gal, hijo del artista. Con sus palabras han descrito la trayectoria técnica y vital del pintor, mencionando referencias a otros artistas como El Greco, Goya y Durero, contextualizando su obra histórica y artísticamente. 

Presentación de la exposición Álvaro Delgado. Centenario de un pintor, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (RABASF)

La exposición

La muestra formada por más de medio centenar de obras, destaca la amplia producción pictórica y gráfica del artista. La intensidad cromática de Álvaro Delgado aporta una elevada expresividad a los motivos principales que representa - paisajes, naturalezas muertas y, principalmente, retratos.

Recorrido por la exposición Álvaro Delgado. Centenario de un pintor, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (RABASF)

El director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Tomás Marco, afirma: constituye una gran satisfacción para la Academia realizar una exposición dedicada a un pintor que fue uno de sus miembros más ilustres. Álvaro Delgado Ramos fue elegido académico en 1973 e ingresó al año siguiente en la Corporación con el discurso El retrato como aventura polémica, un tema íntimamente ligado a su pintura, en la que el retrato ocupa un lugar destacado.

Celebrar una exposición dedicada a un académico es un acto importante porque permite ver lo que fue en realidad la labor del artista dentro y fuera de la Academia, más cuando su obra constituye un ciclo y un capítulo cerrado. La exposición pone de manifiesto, por otra parte, la evolución seguida por la Academia, que de ser un baluarte conservador de la tradición pasó a ser una institución receptora y divulgadora de todas las realizaciones del arte nuevo, en sus múltiples expresiones.

Tarea de los académicos

La tarea de los académicos abarca un amplio número de actividades. Hasta su fallecimiento en 2016, Álvaro Delgado desempeñó una importante función en la Academia, en la que hay que destacar su labor al frente de la Calcografía Nacional entre 1989 y 2006, aportándola un profundo impulso renovador y situándola como uno de los más influyentes centros de referencia en arte gráfico.

En su actividad como pintor desarrolló una intensa e ininterrumpida producción, siendo uno de los protagonistas de la modernidad en la pintura española después de la Guerra Civil. Sus primeros pasos en la pintura se orientaron hacia el paisaje y a establecer un reencuentro con la Escuela de Vallecas, creada por Alberto Sánchez y Benjamín Palencia. Con este último, en compañía de otros pintores, se planteó un redescubrimiento del paisaje mesetario central, árido y áspero.

Pintor figurativo

A lo largo de su dilatada trayectoria, Álvaro Delgado fue siempre un pintor figurativo, de una figuración orientada hacia una modernidad moderada e independiente de las tendencias radicales. Desde el principio de su actividad, el paisaje fue una de sus principales preocupaciones. A lo largo de su carrera realizó innumerables paisajes, entre los que tienen una especial relevancia los dedicados a Asturias y a la Meseta, como los de Olmeda de las Fuentes.

Además del paisaje, un género que le permitía actuar con una dicción libre y sin cortapisas, también acometió numerosos bodegones y, sobre todo, retratos, a los que dedicó, como se ha dicho, su discurso de ingreso en la Academia. El tema del retrato en la pintura de Álvaro Delgado constituye un capítulo aparte. El retrato ha sido una preocupación constante y, podríamos decir, casi obsesiva, en su propuesta artística. Hasta el punto de que sus obras forman una auténtica galería de personajes de su tiempo. En ella, los retratos de sus coetáneos se entremezclan con otros dedicados a personajes fallecidos, a los que conoció o no. Porque para el artista el retrato no es sólo la representación de un personaje sino la expresión de una personalidad, de una existencia que discurrió por la vida y dejó algo más que una efigie. Por eso, en estos retratos, el pintor acentúa los elementos plásticos de la pintura por encima de los puramente representativos. Esto es algo que desarrolló hasta el límite en los de figuras del pasado, imaginados por el artista como pura pintura y en los que la referencia al retratado se reduce a un mero soporte de la pintura.

Pintura de la pintura

En su concepto creativo existe un aspecto importante que debe ser destacado. A lo largo de toda su producción Álvaro Delgado ha hecho pintura de la pintura, representación de la pintura, con independencia de que en el cuadro se muestre un bodegón, un paisaje o un retrato. La evolución de su pintura ha discurrido siempre siguiendo este planteamiento. Desde sus obras iniciales, más ajustadas a una representación ordenada y estructurada del tema, su obra fue evolucionando hacia una expresividad libre y espontánea que sobrepasaba toda organización constructiva. El resultado del acto de pintar desplazó a los valores de la composición e incluso de la representación, destacando como elemento primordial la figuración de la propia pintura, de su materia, de su forma y de su color. En las obras de su etapa final esta tendencia se acentuó hasta situarse en el plano de una Nueva Figuración, en paralelo a la surgida tras la crisis del Informalismo, a la que el pintor había llegado siguiendo sus propias experiencias.

Homenaje a Álvaro Delgado

Esta exposición homenaje a Álvaro Delgado no podría haberse realizado sin la colaboración de un amplio número de personas e instituciones como el vicedirector tesorero de la Academia, los miembros de la Comisión del Museo y Exposiciones, el personal del Museo, los comisarios de la muestra y sin la ayuda impagable de Álvaro Delgado Gal y de las distintas instituciones y coleccionistas que han prestado generosamente sus obras. De forma muy especial la Academia agradece a la firma Reny Picot la financiación del catálogo, aportación fundamental para que una actividad de carácter temporal y efímero como es una exposición, tenga una existencia posterior en la memoria y el tiempo.

José Belló Aliaga

Título de la exposición

Víctor Nieto Alcaide, académico delegado del Museo y comisario de la exposición

Retrato de Álvaro José vestido de marinero, 1955. Óleo sobre lienzo, 101 x 74,5 cm.

Tomás Paredes, crítico y presidente de honor de la Asociación Española de Críticos de Arte/AICA-Spain y comisario de la exposición

Haile Selassie, negus de Abisinia III. Óleo sobre lienzo, 98 x 80 cm

Álvaro Delgado Gal, hijo del artista

Luis Diez del Corral I. Óleo sobre lienzo, 115 x 88 cm.

Víctor Nieto Alcaide, Tomás Paredes y Álvaro Delgado Gal

Vista de la exposición

El inquisidor Niño de Guevara/ El cardenal Niño de Guevara. Óleo sobre lienzo, 146 x114 cm.

Calipigia tras el pájaro de Braque, 1999. Óleo sobre papel pegado a fibrapán, 179 x 126,5 cm.

Mantis religiosa, 1997. Óleo sobre fibrapán, 129 x 80 cm.

Monaguillo raminense V, 1997. Óleo sobre lienzo, 130 x 81 cm.

Era, 1975. Óleo sobre papel y tabla, 64 x 87 cm.

Bichos para matar. Urogallo, 1961

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