Cuando Maksym Vediankin se convirtió en el director de Silicio Solar en Puertollano el 1 de abril de 2009, seguramente no pensaba que, unos años después, esta empresa que daba empleo a más de 800 personas en nuestra ciudad cerraría. Pero mucho menos se imaginaba que, ya en 2022, terminaría alistado como voluntario en el Ejército de Ucrania para intentar frenar la invasión rusa.
Pero la vida da muchas vueltas y así lo ha explicado su hija, Maria Vediankina, en la televisión canaria ‘Conexión BTC’. La familia vivía desde hace un tiempo en Kiev y, tras el ataque armado de Rusia, tanto ella como su madre y su hermano huyeron a una zona cercana a la frontera con Rumanía. Su padre, sin embargo, decidió unirse a la batalla y defender la capital ucraniana.
“No queremos salir del país. Me quedo aquí con mi familia. Estamos a salvo en un pueblo y, al igual que nosotros, muchos quieren permanecer en Ucrania”, afirma Maria Vediankina. “Aquí la situación es de calma y solo ha habido una falsa alarma por bombardeos, aunque en otras ciudades las alertas son la norma”, añade.
Esta joven ucraniana tuvo que realizar un viaje de más de trece horas hasta su actual ubicación, con el miedo a encontrarse con los tanques rusos por los bosques oscuros durante la noche. “Ahora es difícil encontrar vivienda al este del país. Todos los hostales y hoteles están ocupados, pero tuvimos la suerte de dar con una casa de campo gracias a los conocidos de unos conocidos. Está en bastante mal estado pero tenemos agua y conexión a internet”, detalla.
Igualmente, la casa de campo en la que Maria permanece junto a su madre y a su hermano cuenta con un pequeño refugio, aunque no tan grande como el de otras ciudades. Aun así, ella sabe bien cómo proceder en caso de bombardeos. “Hay dos tipos de alertas. Con la primera hay que encender la televisión o la radio para que te avisen de lo que debes hacer. Con la segunda, el sonido es continuo y hay que ir a un refugio o, si no tienes, tirarte al suelo, taparte la cabeza y rezar”.
Maria Vediankina, que cumple 24 años dentro de poco, solo pide como regalo volver a Kiev con su familia y, sobre todo, que su padre esté a salvo. “Ojalá tengamos paz, no nos merecemos esto”, finaliza.
