La naturaleza es cruel y violenta, y hay que ser consciente de ello, aunque a veces no sea plato de buen gusto presenciarlo. En este martes de tiempo revuelto, sin ir más lejos, la siempre inquieta cámara de Francisco José García ha captado en la Laguna de los Patos una escena difícil de digerir: una pata golpeando a dos de sus crías hasta la muerte.
Esta es una imagen pocas veces vista, pero que ha de aceptarse porque, sin duda, se regirá por alguna de las leyes del reino animal. ¿Se tratará de patitos con algún tipo de defecto, y por ello los rechaza? ¿Alguna persona los habrá tocado y su madre ya no los quiere? ¿O simplemente se trata de un ave trastornada? No tenemos la respuesta, pero así es la cruda realidad, que en esta ocasión nos toca muy de cerca.
