Incierto cambio climático en las elecciones andaluzas para la izquierda

Artículo de Opinión de Jesús Antonio Rodríguez Morilla

Jesús Antonio Rodríguez Morilla.- Aún queda todavía como mes y medio para las Elecciones Andaluzas y comienzan a publicarse los primeros sentimientos de encuestas basadas en el run-run general en Andalucía, con un presumible “movimiento telúrico electoral” en el sentido de choque y nuevo asentamiento y reorganización de partidos políticos participantes.

A tenor de dicho run-run, parecería admisible que el ciclo PSOE, tiende a su expiración, acompañado del deshilvanado resto de la izquierda.

El eco producido por los acontecimientos fuera de España, además de su situación interna y la particular afectación de una política equívoca practicada por dicho partido, y acompañantes, podría modelarse y confirmarse en 2023, para las doce CC.AA. no históricas, exceptuando la incógnita perdida que supondrá siempre Cataluña.

Pero estimamos que Andalucía es muy extensa y pródiga en inclinaciones políticas, resultando prematuro aventurar posicionamientos, al menos, con tanta anticipación.

Obvio, que dicha Autonomía ha sabido adaptarse, mientras ha durado, esa adolescencia política de coalición, pero en estos momentos el P.P. aspira según encuestas a obtener un inmejorable porcentaje de votos que podría permitirles su particular tono de mayorías. Repetimos, aún prematuro.

Otra cosa será como observe el electorado el resultado final de los dos supuestos favoritos, y su conveniencia de coalición, así como el peso específico qué pueda tener el reciente experimento Castilla y León.

Ya conocemos la postura actual de Génova, pero “una cosa es predicar y otra, dar trigo” y, en este caso, el granero se encuentra en Andalucía.

Valorando a nuestros protagonistas, el presidente en funciones supo mantenerse dentro de su cápsula autonómica, haciendo innecesarios acercamientos o contagios de Génova o aledaños. Había que mantener algo que funcionaba alejado de las espirales antagonistas.

Tenemos noticias de fuentes cercanas a la organización que los nuevos responsables del P.P. piensan volcarse en presencia y ayuda, en lo que suele denominarse: acudir en auxilio del vencedor.

Por otro lado, la candidata de VOX revela ese tipo de descaro político que tanto gusta a amplios sectores del electorado.

Tuvimos un ejemplo no muy lejano en el P.P a través de Cayetana Álvarez de Toledo, sin establecer comparaciones, únicamente cercanas al perfil deficitario de este tipo de damas dedicadas a la política de rompe y rasga en la derecha española, y que siempre serán bienvenidas.

Habría que comentar en estos momentos que se mantuvieran alejadas de determinadas sombras dañinas como las del nogal y la higuera, árboles gafes que dicen traen desgracias, y no, en este caso, sobre aquéllos que describía D. Miguel Delibes.

Al hilo de las elecciones, no hace mucho tiempo escribíamos sobre la llamada de atención que había supuesto en Francia el alto grado de abstención (28%), lo cual para Francia era demasiado. No parece ser este el caso, pues autonómicamente a Andalucía no parece necesitar expresar ninguna forma de rechazo hacia sus dirigentes actuales.

Comentábamos con vistas a unas elecciones generales, que LA ABSTENCIÓN O LA FALTA DE PARTICIPACIÓN, técnicamente significa no emitir voto, y al no existir el mismo, no afecta a los resultados, pasando a convertirse en apatía participativa, o muestra de rechazo a la forma de gobierno.

La misma no suele gustar a los partidos políticos, los cuales tratarán de convencer de lo contrario a fin de que una posible decisión final de no acudir a las urnas pueda ser utilizada por los votantes como muestra de desaprobación a su gestión.

No significa que vaya a ser el caso de Andalucía, de por sí en una senda óptima, pero pudiera ocurrir que en otras aún por llegar, ya se sientan invadidas por el hartazgo.

Jesús Antonio Rodríguez Morilla

Doctor en Derecho (Cum Laude)

Diplomado en Estudios Avanzados de la UE

Caballero de Mérito por Real Orden Noruega

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