El delegado de FENAVIN en Polonia, Henryk Bober asegura que “FENAVIN es una muy buena puerta de entrada para captar importadores y consumidores polacos”. Igualmente, dice que “al polaco le gusta ser agasajado y muchas veces esto es el factor decisivo. Debemos tener en cuenta que el vino es un producto, de introducción a medio-largo plazo, y como tal, demanda mucho sacrificio de todo tipo para lograr su cometido. Si el importador polaco queda satisfecho con su captación inversa, seguramente volverá a por más”.
Henryk Bober también explica que las acciones que se deben llevar a cabo para captar importadores polacos deben realizarse en Polonia. “Deben ejecutarse en supermercados, realizarse encuentros al aire libre, fomentar la formación de clubes de consumidores de vinos o apoyar a los que existen, etc. También se debe cooperar con la prensa especializada o con los círculos de somellieres. Hay una gran diversidad de acciones, solo debe existir voluntad para llevarlas a cabo y los medios para realizarlas”.
Asimismo, Bober aconseja a los expositores españoles que quieran sacar el máximo provecho de la asistencia de importadores al Centro de Negocios de FENAVIN que “establezcan una relación de cooperación a medio-largo plazo. Polonia se va a convertir con el tiempo en un mercado muy interesante para el vino, pero debe ser conquistado. Y lo que es más importante, es que sepan escuchar lo que intenta decir el empresario polaco, porque la mayoría de los que irán (empresarios importadores-distribuidores de vino y periodistas de prensa especializada) tienen mucha experiencia en el sector”. “Sería bueno que el productor español sepa aprovechar esa experiencia”, recomienda.
“ESPAÑA POSEE VINOS EXCEPCIONALES”
El delegado polaco señala que “España posee vinos excepcionales, pero esto el consumidor final polaco no lo sabe”. “Polonia es aún un país con poca cultura vinícola, donde el consumidor compra vino no tanto por conocimiento del mismo vino y por una hábito de consumo, sino como un artículo de lujo que le da relevancia, prestigio y valor añadido al mismo consumidor, sin tener en cuenta los verdaderos valores del vino”, añade.
Bober corrobora que “todavía existe poco apoyo (comparado con otros países productores de vinos, como Francia, Italia o Estados Unidos, con sus vinos californianos) por parte de las instituciones españolas encargadas de promover y difundir el vino español”.
El delegado de FENAVIN cuenta que introdujo hace varios años, “algunas empresas españolas de Denominación de Origen mediterráneas en un período en el cual el consumidor polaco tenía la boca llena de bourdeaux y beaujolois y tímidamente estaba apareciendo el vino Rioja. Nadie conocía Denominaciones de Origen como Valencia, Alicante, Jumilla, La Mancha o Yecla. Este desconocimiento descalificaba de entrada a estos vinos”.
Además, narra que “cuando decíamos que España tiene 39 Denominaciones de Origen tan buenas o mejores que bordeaux, nos miraban con incredulidad. Todos estos obstáculos se han ido y se están salvando, pero a fuerza de sudor y llanto y peleando con armas rudimentarias contra la enorme presión de otros países productores de vino”.
“La figura del importador-distribuidor es una empresa comercial, y como tal va a buscar su beneficio rápido y seguro, no va a dedicar demasiado tiempo, ni medios propios en la promoción y difusión de un producto de venta incierta. Estos parámetros los consigue introduciendo en su cartera productos comerciales. También buscan novedades. Por esta causa en Polonia existen vinos de orígenes tan extraños y sin tradición vinatera como pueden ser Túnez o Brasil”, afirma el delegado en Polonia.
Henryk Bober manifiesta que “en general el vino español se vende mejor que hace unos años. Es un poco más conocido y tiene mayor presencia por la cantidad de Denominaciones de Origen nuevas, pero aún le falta mucho para alcanzar niveles que puedan inquietar a otros productores”.