El sector de la construcción podría entrar en estancamiento en 2023

Sabemos que condiciones tan determinantes como la pandemia, el encarecimiento y desabastecimiento de las materias primas, la falta de mano de obra cualificada y las crecientes dificultades de acceso a la financiación han tenido un fuerte impacto en el sector de la construcción, acelerando ciertos cambios que ya se encontraban en el horizonte antes la guerra en Ucrania e incluso de la crisis sanitaria.

Era imposible prever en 2019 la serie de obstáculos que se desencadenaría imponiendo una inflación generalizada, el aumento de precios y la subida de los costes de la energía y del transporte internacional, entre otras circunstancias que han dado por resultado las débiles perspectivas para el sector de la construcción de cara a este año. Las expectativas para el 2023 se mantienen prácticamente estancadas en los sectores privado no residencial y de infraestructuras, y con un crecimiento ralentizado para el ámbito residencial privado.

Aunque este estancamiento podría afectar a sectores afines y al empleo, por ahora, las previsiones indican que la ocupación se mantendrá estable. En adición, algunas de las industrias más dependientes de la construcción siguen creciendo. Por ejemplo, el alquiler de maquinaria de construcción, uno de los segmentos económicos más dependientes, seguirá creciendo con un CAGR del 3.21% entre el 2020 y el 2025 según MordorIntelligence. De hecho, muchas de las nuevas y/o más conocidas startups del sector siguen en constante crecimiento y expansión, como es el caso, por ejemplo, de la empresa de maquinaria easyAlquiler.

En resumen, las previsiones para la economía española continúan siendo pesimistas, pero no se espera una recesión. En el sector construcción se prevé un menor ritmo productivo, pero en absoluto se habla de caída generalizada. Se entiende que este año viviremos la reacción lógica ante el estrés causado por la inflación y la subida de los tipos de interés. 

Imposible satisfacer la demanda de vivienda

Uno de los grandes problemas del sector inmobiliario de los últimos años es la falta de obra nueva y esto se debe a que la construcción de viviendas no ha crecido al mismo ritmo que la demanda. Esto se hace aún más notorio en las grandes ciudades en las que es prácticamente imposible encontrar una vivienda nueva y mucho menos ubicada en o cerca de las zonas más céntricas.

Según Eurostat, las actividades constructoras e inmobiliarias representan un 17% del PIB de España, frente a un rango que va del 7% al 12% en el resto de Europa.  Sin embargo, debido a la persistencia de la crisis en los precios y el resto de condicionantes negativos, se estima que el sector podría volver a cifras de 2015, vendiendo apenas 410.000 viviendas como consecuencia del ritmo lento del sector de la construcción que no puede satisfacer la gran demanda. 

Estímulo de los Fondos Next Generation

El papel de los Fondos Next Generation es clave para contener los efectos de la crisis energética, la falta de suministros y la inflación generalizada. Gracias a ellos se puede estimar que la obra civil en España crecerá un 6,8% hasta 2024 y la actividad vinculada a este sector, percibirá un incremento superior al 6%, según el Banco de España. La construcción residencial será del 1,5% y la no residencial del 2%.

La obra pública recibe un gran impulso con los fondos europeos y se proyectan importantes inversiones en ámbitos como el ferroviario, con Adif como impulsor, en rehabilitación de vivienda o en el desarrollo de ciudades más sostenibles, pudiendo nombrar obras multimillonarias como Castellana Norte, la reforma del estadio Camp Nou, en Barcelona o la Ciudad de la Justicia de Madrid, si llega a concretarse.

Aunque estos fondos representan sin dudas un importante impulso para la actividad constructora en el mercado nacional, las proyecciones de la Comisión Europea para 2023/2024 sitúan a España en la última posición del ranking inversor de la Unión Europea, con un valor de 1.662 euros por kilómetro cuadrado de superficie y por millón de habitantes, ampliando la brecha con sus principales competidores europeos en materia de inversión pública. 

El sector de reforma de vivienda: un modelo estratégico

La rehabilitación es un subsector de la construcción que ha percibido un buen crecimiento del 4,5% en el ejercicio 2022 y se atribuye este resultado a la contribución excepcional proveniente de Italia y más concretamente del éxito del programa ‘SuperBonus’ de estímulo fiscal a la rehabilitación. 

Sin tener muy definida la tendencia que seguirá la vivienda de segunda mano, se espera que este año la aplicación de los fondos Next Generation EU para rehabilitación tengan por fin efecto sobre el sector de la reforma promoviendo una moderación en el incremento de los precios.

A pesar de la incertidumbre, la reforma representa un modelo estratégico para revolucionar económicamente al país, optimizando la sostenibilidad de las ciudades y reduciendo la dependencia energética. Su desarrollo exige la evaluación permanente de los métodos de trabajo así como de los materiales empleados, que deben adaptarse a las nuevas demandas post pandemia de los consumidores, que buscan viviendas más sostenibles y eficientes, de mayor calidad, más amplias y con más espacios exteriores, que se ajusten a la modalidad del teletrabajo y la cohabitación familiar prolongada.

Impacto de la obra pública

El gobierno nacional confía al sector de la construcción el motor de la recuperación económica para el 2023.

Recientemente, el Gobierno ha elevado la inversión prevista en construcción del 3,8% en 2022 al 8,4% para el 2023 con 14.521 millones destinados a la obra pública, gracias al impulso de los fondos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia de la Unión Europea y a la actividad licitadora y adjudicadora que suele multiplicarse en periodos electorales.

Sin duda, la construcción sigue siendo uno de los pilares fundamentales que sostienen la actividad económica más allá del efecto que una inflación tan elevada como la que venimos percibiendo y que tiene un profundo impacto en el coste de las obras. Aunque se haya percibido un encarecimiento del sector de cerca del 33%, el avance de la obra pública no solo refuerza las reservas pero también estimulan el sector de obras privadas que constituyen un motor fundamental para la industria.

Cada eslabón de los sectores involucrados en la construcción verá la influencia del abundante presupuesto para el 2023 en materia de infraestructura y la maquinaria de construcción estará activa día y noche para cumplir con los objetivos en los diversos frentes de la recuperación económica.