El presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, ha asistido esta tarde junto a miles de castellano-manchegos, en la Catedral de Toledo, a la Misa Funeral por el Papa Juan Pablo II, que estuvo oficiada por el arzobispo Antonio Cañizares.
El prelado ha destacado durante su homilía en torno al Pontífice su "entrega sin reservas" y, durante su rememoración en torno a la figura del Papa, monseñor Cañizares ha recordado como la Archidiócesis toledana se vio agraciada en 1982 con la visita de su Santidad a Toledo y Guadalupe.
El arzobispo de Toledo ha expresado su deseo para que la vida de Juan Pablo II constituya un ejemplo mediante el que "escuchemos su voz, cumplamos su palabra, que nos invita a mantenernos fieles a nuestras raíces cristianas, donde está nuestro futuro, donde ha estado nuestro pasado y nuestra aportación a la humanidad y donde también encontraremos las fuentes seguras".
Asimismo, el prelado ha pedido, en nombre de la Diócesis de Toledo, a Dios que haya premiado "los desvelos de Juan Pablo II, sus ejemplos, su fidelidad, su aliento y su entrega sin reservas que nos ha ofrecido a todos, creyentes y no creyentes, cristianos y no cristianos. Un testimonio vivo, hasta la muerte misma y aún después de ella, de lo que Dios quiere del hombre y para los hombres".
Durante su recorrido por la vida de Juan Pablo II y los valores por los que se guió, el prelado ha hecho alusión a como "el Papa, que comenzó su pontificado con las palabras no tengáis miedo, ayudado de la Gracia y, en fidelidad a ella, ha estado hasta el final siempre dispuesto a servir al hombre, a las naciones y a la humanidad entera en el espíritu de esta verdad evangélica".
A la Misa Funeral han asistido, además del presidente de Castilla-La Mancha, la delegada del Gobierno, Carmen Valmorisco; el Consejero de Relaciones Institucionales, Emiliano García-Page; el alcalde de Toledo, José Manuel Molina; y una nutrida representación de autoridades culturales, militares y de los Cuerpos de Seguridad del Estado.