Cáritas salió este viernes a la calle para visualizar el Día de las personas sin hogar en Daimiel. En la plaza de España se citaron al mediodía decenas de personas, entre ellos distintos representantes del Ayuntamiento con el teniente de alcalde, Jesús David Sánchez de Pablo, a la cabeza.
“Fuera de cobertura”
El lema elegido este año, “Fuera de cobertura”, invita a reflexionar sobre la defensa de los derechos fundamentales y, en especial, la desprotección social apostando por “una sociedad inclusiva” que lleve a cumplir el objetivo principal: “No permitas que se queden fuera”.
Según Cáritas, “va creciendo el número de personas que carecen de cobertura sanitaria, social o legal, que carecen de un hogar digno Esta falta de coberturas lleva a una desvinculación de las personas como ciudadanos de pleno derecho Por eso, hoy más que nunca, necesitan de una red de apoyo que las sostenga, las integre y les permita participar”.
La afirmación forma parte de un manifiesto que fue leído por la propia responsable del centro residencial de la Casa de Abraham, María José Navarro. También los usuarios de la Casa de Abraham daimieleña que acoge a quienes tienen este perfil dieron voz a una declaración expresada en esos mismos términos.
En la aparición pública se aclaró que “la persona que llamamos sin techo a sin hogar no es solamente la persona que no tiene físicamente un techo bajo el que cobijarse, también es la que vive sin lo necesario, sin lo esencial: en viviendas insalubres, sin acceso a luz y agua, en cuevas o chabolas, debajo de un puente, unas maderas superpuestas o hacinadas con otras muchas personas”, ya que, “estas situaciones hacen imposible vivir con dignidad”.
En 2022 se cumplen treinta años de campañas. Si cabe, en este aniversario, “adquiere una mayor relevancia para insistir en el objetivo de que toda persona y familia pueda disfrutar de un hogar, permanente y en paz”. Desde la campaña de personas sin hogar, el empeño de Cáritas Diocesana en estas tres últimas décadas se ha dirigido a hacer visible la realidad de vulnerabilidad “extrema” que viven las personas que van quedando al margen de las relaciones sociales, del espacio público normalizado, del acceso a su derecho a la vivienda, al empleo y a la protección social. En definitiva, de los lugares de inclusión en los que las personas cuentan.
