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Castilla-La Mancha te espera con las alas abiertas como uno de los destinos ornitológicos más importantes de Europa

Castilla-La Mancha constituye, en conjunto, un verdadero paraíso para disfrutar de las aves. Un destino sorprendente, que alberga cientos de especies ornitológicas y que te brindará una infinidad de planes y propuestas para enamorarte de nuestra naturaleza más asombrosa. Un total de 350 especies, nada más y nada menos, se pueden ver en nuestro territorio a lo largo de todo el año, lo que sitúa a la región entre los destinos ornitológicos de mayor valor e interés de toda Europa.

Las inconfundibles y esperadas grullas

¿Sabes lo que es un trompeteo? No, no tiene nada que ver con instrumentos musicales, aunque sí con sus hermosas melodías. El trompeteo es el inconfundible y esperado sonido de las miles y miles de grullas que, con la llegada del otoño, han puesto rumbo a tierras castellanomanchegas desde el centro y el norte de Europa.

“Es hora de cambiar de aires”, se dijeron todas estas grullas, y aquí están. Y aquí permanecerán entre los meses de noviembre y febrero, ‘disfrutando’ de nuestro frío. Para contemplarlas, tan solo es necesario recorrer, sin prisas, las dehesas del Valle de Alcudia, aquí al lado, en las que se alimentarán durante estos próximos meses. Será al caer la tarde, que es cuando las grullas brindan uno de los espectáculos más singulares de nuestra naturaleza: la llegada en grandes grupos a sus dormideros, en los que pasarán la noche. Pero también las encontrarás un poco más lejos, sin salir de la provincia, en Las Tablas de Daimiel, espacio idílico con la llegada de las lluvias en el que vivir una experiencia inolvidable.

Aunque si quieres viajar un poco más y Castilla-La Mancha te enamora, las grullas te estarán esperando también en el Valle del Tiétar, por lo que, sin olvidar la ropa de abrigo, pásate a última hora del día por allí, y también, por ejemplo, por al Embalse de Rosarito, la Laguna de El Hito, la Laguna de Peñahueca o la Laguna de Manjavacas.

© Turismo de Castilla-La Mancha | David Blázquez

La ganga, una especie peculiar

Si buscas gangas, no acudas al rastro o al supermercado más barato. La verdadera ganga, la ganga ibérica y la ganga ortega, son dos especies de aves cuya distribución en el continente europeo prácticamente se limita a nuestro país. Castilla-La Mancha alberga, en concreto, más de la mitad de la población peninsular de gangas ibéricas, un hecho que confiere una especial importancia a nuestras olvidadas estepas y a las zonas de cultivo, en las que viven estas coloridas aves.

Para dar con ellas, a partir de otoño y hasta la próxima primavera, los habitantes de la comarca de Puertollano no tenemos que ir demasiado lejos, ya que se agrupan en bandos numerosos, a veces de hasta centenares, en lugares como el Campo de Calatrava, enclave en el que también tendrás la oportunidad de localizar a otros dos de nuestros más preciados tesoros ornitológicos, la avutarda y el sisón, ambas especies, por desgracia, en preocupante declive. Aun así, todavía se pueden disfrutar en territorio calatravo, y también en los alrededores de las lagunas manchegas o en las llanuras en torno a Hoya-Gonzalo.

Otoño, una época idónea

De lo que no cabe duda es de que el otoño es una época idónea para acercarte, no muy lejos de aquí, al Parque Nacional de Cabañeros, al entorno de los Montes de Toledo y a los alomados relieves del Parque Natural del Valle de Alcudia y Sierra Madrona. Entre otros muchos alicientes faunísticos, tienes muy buenas opciones de encontrar especies tan significativas como el águila imperial ibérica (Castilla-La Mancha alberga más del 40% de la población global de esta amenazada rapaz, con varios centenares de parejas asentadas fundamentalmente en las provincias de Toledo y Ciudad Real) o el buitre negro (que con cerca de tres metros de longitud de punta a punta de las alas, no tiene rival en nuestros cielos en lo que a envergadura se refiere).

© Turismo de Castilla-La Mancha | David Blázquez

Una frenética actividad ornitológica

Tras el largo estío, que deja sedientos a muchos de nuestros humedales de carácter estacional, las lagunas de Castilla-La Mancha recuperan su nivel hídrico y recobran en estas fechas una frenética actividad ornitológica. En una sola mañana, con ayuda de unos prismáticos y un telescopio, tendrás la posibilidad de identificar decenas y decenas de especies diferentes de todos los tamaños y colores.

El listado de aves asociado a nuestras zonas húmedas es tan variado como extenso: flamencos, malvasías cabeciblancas, patos colorados, ánades azulones, frisos, rabudos y silbones, garzas reales, garcetas grandes y comunes, gaviotas sombrías y reidoras, zampullines cuellinegros, somormujos lavancos, calamones y aguiluchos laguneros, entre otras, conviven en otoño en determinadas lagunas, embalses y tablas fluviales de la región. No encontrarás mejor excusa para acercarte, en la provincia de Ciudad Real, al Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, a la laguna de Navaseca, a las lagunas de Alcázar de San Juan o al embalse de El Vicario, visita que puedes completar por Castilla-La Mancha en el complejo lagunar de Pétrola, Salobrejo y Corral-Rubio o en otros embalses como Castrejón, Azután o Almoguera.

Paisajes sin igual

Unos paisajes no menos espectaculares, y unas aves bien distintas, te aguardan en los imponentes roquedos y cortados de Castilla-La Mancha. La Serranía de Cuenca y el Alto Tajo, dos de nuestros Parques Naturales de mayor extensión, te depararán jornadas inolvidables disfrutando de las grandes rapaces y de otras muchas especies. Lucen en otoño además, ambos espacios protegidos, sus mejores galas, gracias al colorido de los bosques de ribera que prosperan a orillas de los principales ríos.

En ambos lugares tienes garantizada la observación de los majestuosos vuelos de los buitres leonados, especialmente en días soleados. La mayor colonia de la región se localiza en la serranía conquense, en concreto, en el angosto cañón labrado por el río Júcar entre el Ventano del Diablo —un popular mirador turístico, cerca de la ciudad de Cuenca— y el embalse de La Toba. En el Alto Tajo, por su parte, lugares como la hoz del río Gallo o el puente de Peñalén, son igualmente recomendables para deleitarte con los buitres leonados. Presta atención en el entorno de estos paredones rocosos, ya que además de buitres, no es difícil ver águilas reales, de oscuras tonalidades, águilas perdiceras, con un plumaje blanco y finamente moteado, y otras rapaces como el halcón peregrino, muy vinculado a los escarpes más alejados de los núcleos urbanos.

Es precisamente a estos roquedos a donde acuden, cada año, no pocos aficionados a las aves con una mayor experiencia, en busca de algunas de nuestras joyas aladas más esquivas, como el treparriscos y el acentor alpino. No es tarea baladí dar con estas singulares especies, sobre todo con el treparriscos, pero el esfuerzo merece la pena. En la Península nidifica únicamente en inalcanzables cortados de Pirineos y de la Cordillera Cantábrica, descendiendo a parajes menos fríos en otoño y en invierno, situados algunos de ellos en Castilla-La Mancha.

© Turismo de Castilla-La Mancha | David Blázquez

Un último consejo

Como ocurre cuando visitamos un museo o cualquier ciudad, te recomendamos contar con los conocimientos y la experiencia de los guías locales, ya que harán mucho más enriquecedora tu experiencia. Son cada vez más las empresas de turismo de naturaleza y turismo activo de la región enfocadas a la observación de aves, con profesionales con una larga trayectoria en nuestro territorio.

Te invitamos este otoño, al igual que han hecho las grullas, a cambiar de aires, dejándote llevar por el vuelo de nuestras aves. Recorriendo nuestros espacios protegidos descubrirás mil y un paisajes nuevos, diferentes en cada estación del año, a los que querrás volver, como llevan haciendo a nuestro territorio desde tiempos inmemoriales tantas y tantas aves migratorias. Te esperamos con las alas abiertas.

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