Melisa Chico Tomás.- Querid@ lector:
Hoy es 14 de febrero y otro año más nuestro querido día de San Valentín nos vuelve a visitar. Otro año más vuelvo a estar sentada frente a la ventana mirando el revoloteo de los pájaros, la caída del sol y a mí. Me veo a mí, veo mi reflejo frente a la ventana, y cuando he empezado a escribir he dicho que era otro año más, y sí, lo es, pero también es uno menos. Y esta es una carta más, sí, pero también una menos, y por mi cabeza transcurren tropecientosmil pensamientos.
Así pues, escribiendo, me ha dado por formular estas preguntas ya que hoy parece ser todo muy romántico y todo está lleno de amor y de idealización. ¿Y tú, a quién o qué amas de verdad? ¿De qué manera? ¿Te has parado a pensar si acaso merece la pena? ¿Si de verdad te llena, te reconforta, te hace bien y te es sano, si te mereces algo así, si no? Tan solo quiero que pienses por un momento y te auto respondas de la manera más sincera y honesta, porque dime, ¿engañarse a uno mismo acaso sirve de algo?
Esto lo digo y quiero expresarlo de manera pública porque yo me lo he planteado a mí misma. Y tú, que estás dedicando parte de tu tiempo, el cual nunca va a volver, a leerme, y yo a escribir, quiero que sirva para algo, que sirva para abrir los ojos de alguien o, si es posible, a ayudarle de alguna de las maneras.
De entre todo, una de las cosas que más amo son los atardeceres, pues ellos, cuando cae la breve luz del día, como dice un verso del autor latino Catulo en su poema de amor, me hacen recordar que la vida pasa rápido, y es que muchas veces la desperdiciamos, dejamos habitar demasiado tiempo algunas emociones en nuestro cuerpo que no corresponden y sí, todas son necesarias, pero debemos de aprender a tenerlas de manera equilibrada.
Al hilo de esta palabra, puedo decir que otra de las cosas que más amo, que es el equilibrio, y lo amo porque ha habido momentos en los que no lo he tenido, momentos en los que lo he perdido y me ha costado muchas luchas internas conseguirlo, y sigo luchando para mantenerlo. Con esto no quiero decir que todo deba de ir en una línea recta, qué aburrido, ¿verdad? A lo que me quiero referir con esto es a que, sin equilibrio a la hora de tomar decisiones o de afrontar cualquier devenir de la vida, si no estamos equilibrados física y mentalmente, ¿de verdad creeis que pueden ir bien las cosas?
Para seguir diciendo cosas subjetivas que amo, puedo decir que también amo al pasado, y no lo amo para volver a él ni porque mentalmente esté en el, lo amo porque una vez me enseñaron que el pasado se estudia para aprender de él y para no repetirlo, pero de esto mucha gente aún no se ha dado cuenta y puedo afirmar que es algo de gran sentido y muy valioso pues se pueden evitar muchas desdichas y desgracias .
También me enseñaron a analizar las cosas más minuciosas, más pequeñas y a veces las más insignificantes, a darle sentido, interpretación y relación a todo, pues lo mismo tú en un cuadro ves a un perro, yo un símbolo de fidelidad y su autor lo representa como el mayor grado de esplendor del amor.
Además, descubrí que los libros cuentan historias que tal vez sean la misma que la tuya, y me di cuenta de que para mí eran medicina. Me han curado tantas veces el alma herida… Cuánto amo los libros, su olor, sus grafías… Ellos saben comprenderme y llevarme a mundos a los que ni con todo el dinero del planeta se podría llegar, pues una vez leí que no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita, y que solamente se es rico cuando tenemos cosas que no podemos comprar, como el tiempo.
También amo los idiomas y me intereso por aprender y conocer diferentes culturas, porque cada uno lo haremos o lo diremos de una manera diferente, pero en resumidas cuentas, todos somos seres humanos y merecemos el mismo amor y respeto. Y tal vez te preguntes, ¿acaso no amas a las personas o a los animales? Pues he de decir que claro que sí, claro que les amo, amo a todas las personas bellas interiormente que te nutren, que son de buen corazón, que se alegran más por ti que tu propio yo, pero desde hace un tiempo, y no sé si es una visión temporal o la cruda realidad, percibo que no hay un gran número de personas de este tipo, que la familia no siempre es familia, ni los amigos, amigos, y que es importante querer, pero sobre todo quererse, que hay que vivir y no desvivirse, que el rencor, el orgullo o la falsedad enferman el alma, y que lo que de verdad nos hace bien es estar en paz con uno mismo. Que la felicidad debe de ser propia y una opción querer compartirla y que, si uno no está sano interiormente, no podrá tampoco estarlo al lado de nadie.
Finalmente, diré que también amo lo que me enseñó la importancia que tiene pensar, que tiene reflexionar y querer aprender cada día más para no permanecer en ese estado de inopia o nesciencia.
Feliz San Valentín para ti.
Melisa Chico Tomás, alumna de 2° de Bachillerato del instituto Juan de Távora