Denuncia que se ha producido un empeoramiento de las condiciones de trabajo

737 personas son acompañadas desde Cáritas Diocesana de Ciudad Real a través del programa de Empleo y Economía Social

En medio de un año plagado de dificultades, en el que la inflación y las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania comenzaron a debilitar el crecimiento del empleo, Cáritas Diocesana de Ciudad Real  consiguió acompañar  en 2022 a 737 personas, de las cuales 108 lograron acceder a un puesto de trabajo.

Acciones que se encaminan a conseguir la autonomía personal, a través de la Orientación para el empleo, diferentes acciones formativas, intermediación laboral, acciones de autoempleo y empresas de inserción. En todo este recorrido se lleva a cabo un acompañamiento cercano y digno en el que la persona es la protagonista y centro de su itinerario.

Las empresas de inserción son una herramienta clave en estos procesos con los más vulnerables. Cáritas apuesta por esta fórmula y potencia el trabajo con las personas desde Reiniciar Alternativas Solidarias S.L donde se ha trabajado con  10 personas.

El perfil de las personas que se han acompañado desde Cáritas en este programa de Empleo y Economia Social, han sido personas vulnerables, con las que se viene trabajando desde hace tiempo, pero también personas que desempleados de larga duración, personas perceptoras de rentas minímas, migrantes y hombres y mujeres por encima de los 50 años.

Cáritas dedicó el año pasado 276.236,12 € a todas sus iniciativas de Empleo y  Economía Social. La entidad habla en todo momento de inversión, y no de gasto, pues cada recurso invertido supone un retorno en el medio-largo plazo desde el punto de vista social y también económico porque la persona no solo gana en autoestima, reconocimiento de su dignidad y acceso a sus derechos, sino que deja de percibir prestaciones, pasa a pagar impuestos y genera crecimiento económico por la vía del consumo.

Datos sobre la exclusión y empleo del último informe FOESSA

Según el último Informe sobre exclusión y desarrollo social en Castilla-La Mancha (FOESSA) 2021, la consecuencia más visible que ha dejado la crisis de la COVID-19 se ha concentrado en la actividad económica y en el empleo, alcanzando a un mercado de trabajo que ha sufrido importantes tensiones que se han traducido en destrucción de empleo, en ERTE y en la paralización de dinámicas laborales.

Se ha producido un empeoramiento de las condiciones de trabajo que genera más trabajadores pobres y menos realizados personal y socialmente.

Tenemos un mercado de trabajo cada vez más inestable e inseguro en el que se intensifica la precariedad, en el que aumenta las probabilidades de experimentar el desempleo y que expande la incertidumbre e inseguridad, incluso en los periodos de crecimiento económico.

En Castilla-La Mancha la precariedad ha crecido con fuerza y alcanza a más de 71.000 hogares (9%) que dependen económicamente de una persona que sufre inestabilidad laboral grave. Una situación que genera pobreza económica pero también frustración, laboral y personal, pues impide desarrollar proyectos vitales estables y que tiene efectos a nivel psicológico y emocional.

Otra tendencia que Cáritas constata es que se han hecho más altas las barreras para acceder al trabajo a una parte de las personas desempleadas, lo que genera una peligrosa tendencia a la cronificación de la situación de desempleo.

Frente a este deterioro del mercado laboral, y con motivo de la celebración 1º de Mayo, del Día Internacional del Trabajo, Cáritas Diocesana de             quiere poner el foco en el empobrecimiento que muchos trabajadores tienen por las condiciones laborales indignas que sufren. Animando al compromiso por la defensa del trabajo decente por parte de todos, sociedad civil, administración pública y medios de comunicación, a poner nuestro esfuerzo e ilusión para que el empleo decente sea una realidad para todas las personas.

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